El sacerdote Michael Heinrich Weninger, con vínculos directos al Vaticano, niega que ser masón y católico sea incompatible, contradiciendo frontalmente siglos de doctrina. Su intervención pública ante una logia en París reabre el debate sobre si la masonería tiene espacio en la Iglesia.
¿Un sacerdote católico defendiendo la masonería desde dentro?
En una conferencia celebrada en la Gran Logia Nacional Francesa, el padre Michael Weninger —exembajador, clérigo del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso y nombrado sacerdote con 60 años— proclamó sin ambages que un católico masón no está excomulgado, reinterpretando el Código de Derecho Canónico de 1983 y obviando la doctrina oficial de la Iglesia Católica.
Ratzinger fue claro: “pecado grave y sin comunión”
El sacerdote omitió deliberadamente la declaración de Joseph Ratzinger (1983), que reafirmó la prohibición expresa de la pertenencia masónica. Incluso el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en 2023 y ya con el Papa Francisco, reiteró que la masonería es incompatible con la fe cristiana.
Capellán masónico, autor pro-masón, ¿y portavoz vaticano?
Weninger no solo predica la “reconciliación” con la masonería. También ha sido capellán de logias austríacas, publicó un libro titulado La logia y el altar, y ofició misas para masones de todas las religiones. Además, envió su tesis al propio Papa Francisco y al cardenal Schönborn.
¿Se prepara un giro doctrinal o es solo una provocación?
Con su alto perfil dentro del Vaticano, muchos analistas consideran esta aparición un globo sonda doctrinal. ¿Medirá el nuevo Papa si debe tolerar, ignorar o condenar esta brecha? ¿Estamos ante un caso aislado o ante la infiltración progresista de una organización históricamente anticristiana?
Debate abierto: ¿hay sitio para la masonería en la Iglesia?
La masonería anglosajona se presenta hoy como una “hermandad ética” que no combate a la Iglesia, pero su esencia es el indiferentismo teológico, condenado desde Clemente XII hasta Juan Pablo II.
¿Es esto apertura ecuménica o el caballo de Troya de una fe sin dogmas?