El presidente Lee Jae Myung confirmó que Corea del Sur incrementará su presupuesto de defensa en un 8,2 % el próximo año, alcanzando los 66,3 billones de wones (unos 47 100 millones de dólares). El anuncio se produjo durante el 77.º Día de las Fuerzas Armadas, donde Lee defendió que la paz solo es posible con una base sólida de seguridad nacional.

Una inversión estratégica en tecnología militar avanzada
El presidente surcoreano fue claro: el país debe dejar de depender de aliados extranjeros y fortalecer su autonomía militar, en un mundo cada vez más dominado por el conflicto y la desconfianza internacional.
El presupuesto se centrará en tecnología de vanguardia, incluyendo drones, robots y sistemas autónomos, para consolidar una defensa moderna y preparada para escenarios complejos. Lee también recordó que el gasto militar de Corea del Sur ya es 1,4 veces superior al PIB de Corea del Norte, una cifra que demuestra la magnitud del esfuerzo.
Un nuevo liderazgo tras la crisis política
Lee asumió el poder en junio de 2025, tras unas elecciones anticipadas que pusieron fin al mandato del controvertido Yoon Suk Yeol, quien impuso una efímera y polémica ley marcial que militarizó el Parlamento. Esta crisis dejó dañada la imagen del ejército, al que ahora Lee intenta relegitimar ante la sociedad.
“El ejército, que existe para proteger al pueblo, nunca debe volver a apuntar sus armas contra él”, declaró con firmeza, marcando distancias con su antecesor y reclamando una nueva era de honor y responsabilidad militar.
Geopolítica regional y advertencia a Pyongyang
El anuncio no solo es un mensaje hacia el interior, sino también un aviso directo a Corea del Norte, en un momento en el que los ensayos de misiles y las provocaciones fronterizas se han intensificado. Además, podría interpretarse como un guiño de desconfianza hacia Estados Unidos, ante las crecientes dudas sobre el compromiso norteamericano con la defensa de la región.
Con este paso, Seúl redobla su apuesta por la autosuficiencia defensiva, pero también se expone a un posible aumento de la tensión geopolítica en Asia-Pacífico.