Un nuevo metaanálisis con casi 30 millones de personas confirma que respirar aire contaminado durante años aumenta significativamente el riesgo de demencia, sobre todo en zonas urbanas con tráfico denso y mala calidad del aire. El estudio eleva la alerta: la polución no solo mata a los pulmones, también al cerebro.
La contaminación atmosférica se convierte en un factor clave de deterioro cognitivo
Una investigación masiva publicada en The Lancet Planetary Health y liderada por la Universidad de Cambridge ha vinculado directamente la exposición prolongada a partículas contaminantes con un incremento del riesgo de demencia, especialmente en adultos mayores.
El estudio analizó 51 investigaciones previas y datos de casi 30 millones de personas, principalmente de Europa, América del Norte y Asia. Se trata del análisis más sólido hasta la fecha sobre cómo el aire sucio afecta al cerebro.
¿Qué contaminantes son los más peligrosos?
Los investigadores identificaron tres contaminantes clave:
- PM2.5: partículas ultrafinas que provienen del tráfico, la industria y la quema de biomasa.
- Dióxido de nitrógeno (NO₂): derivado de vehículos diésel y emisiones urbanas.
- Hollín o carbono negro: presente en gases de escape y estufas de leña.
Por cada aumento de 10 μg/m³ de PM2.5, el riesgo de demencia crece un 17 %. En el caso del NO₂, cada 10 μg/m³ implican un 3 % más de probabilidad, y por cada 1 μg/m³ de hollín, el riesgo sube un 13 %.
¿Cómo actúa la contaminación en el cerebro?
Aunque el mecanismo exacto sigue bajo investigación, los expertos apuntan a dos factores principales:
- Inflamación cerebral crónica, causada por la entrada de partículas tóxicas en el sistema nervioso.
- Estrés oxidativo, que daña neuronas y acelera el deterioro cognitivo.
Estas condiciones favorecen el desarrollo de demencia vascular y podrían estar implicadas también en el Alzhéimer.
Una amenaza silenciosa que exige acción
Más de 57 millones de personas en el mundo padecen demencia, y se estima que esta cifra se triplicará para 2050. La contaminación atmosférica, según los investigadores, debe considerarse un factor de riesgo clave y prevenible.
Los científicos han reclamado a los gobiernos que refuercen las normas sobre calidad del aire y actúen para reducir emisiones urbanas, especialmente en zonas con población vulnerable como ancianos o familias de bajos ingresos.
¿Cómo protegerse del aire sucio?
Aunque no es posible evitar completamente la exposición, los expertos recomiendan:
- Evitar salir al aire libre en días con alta polución.
- Usar mascarillas con filtro N95 si se vive en ciudades contaminadas.
- Instalar purificadores de aire en interiores.
- Ventilar de forma segura y evitar combustibles sólidos como madera.
- Ejercicio regular, buena alimentación y control vascular, para reforzar la salud cerebral.
«La contaminación no solo mata lentamente, sino que ahora sabemos que también borra recuerdos, capacidad cognitiva y calidad de vida. No es solo una crisis ambiental; es una amenaza neurológica invisible.»



