Colombia amanece conmocionada. Miguel Uribe Turbay, senador de 39 años y una de las figuras emergentes de la oposición al presidente Gustavo Petro, falleció en la madrugada de este lunes en la Fundación Santa Fe de Bogotá. Su muerte se produce dos meses después de recibir dos disparos —uno de ellos en la cabeza— durante un mitin político en la capital el pasado 7 de junio.
El ataque, perpetrado por un sicario de solo 15 años, marcó un punto de quiebre en la política colombiana: fue el primer atentado mortal contra un político en más de tres décadas, reavivando el temor a los años más oscuros de la violencia política de los años 90.
Un asesinato que sacude la política colombiana
El joven atacante, que permanece detenido en un centro de menores, enfrenta una pena máxima de ocho años debido a su edad, lo que ha generado indignación entre los partidarios de Uribe y sectores conservadores que exigen una reforma legal para endurecer las penas a criminales juveniles implicados en delitos de alto impacto.
La Fiscalía General de la Nación solicitó su internamiento preventivo mientras avanzan las investigaciones, aunque hasta el momento no se ha esclarecido quién ordenó el atentado. Fuentes políticas apuntan a que podría tratarse de un crimen con motivaciones políticas en el contexto de una campaña electoral altamente polarizada.
Carrera truncada
Uribe Turbay, nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala, era considerado una de las voces más firmes contra las reformas laborales y políticas impulsadas por Petro. Su discurso, crítico con lo que denominaba “agenda de izquierdas desestabilizadora”, le había convertido en un referente para los sectores liberales y conservadores que buscaban un contrapeso político al actual Gobierno.
Su aspiración a la presidencia en las elecciones de 2026 estaba en marcha, con una agenda que incluía propuestas de seguridad ciudadana, reactivación económica y fortalecimiento institucional.
Mensajes de pesar y clima de tensión
La noticia de su muerte fue confirmada oficialmente por el hospital a la 1:56 de la madrugada, indicando que en los últimos días su estado había empeorado por una hemorragia en el sistema nervioso central.
La Alcaldía Mayor de Bogotá emitió un comunicado lamentando profundamente el fallecimiento y enviando condolencias a la familia. Su esposa publicó un mensaje cargado de emotividad:
“Le pido a Dios que me muestre el camino para aprender a vivir sin ti. Descansa en paz, amor de mi vida, yo cuidaré de nuestros hijos”.
En el Senado, su escaño fue cubierto con la bandera de Colombia y una fotografía, en un homenaje silencioso que reflejó el impacto nacional de su asesinato.
Colombia y el fantasma de los 90
Este atentado, ocurrido en pleno inicio de campaña, ha despertado el fantasma de la violencia política que azotó a Colombia hace más de 30 años, cuando fueron asesinados tres candidatos presidenciales en un corto lapso de tiempo.
Analistas alertan de que el clima actual, marcado por la polarización ideológica, el auge de las economías ilegales y el poder de las bandas criminales, podría abrir la puerta a una nueva oleada de violencia contra líderes políticos.
La muerte de Miguel Uribe Turbay no solo arrebata a Colombia a uno de sus líderes más prometedores, sino que reaviva el miedo a que el país retroceda a los días más oscuros de su historia reciente.