El Supremo Tribunal de Brasil amenaza con prisión inmediata al expresidente Jair Bolsonaro por incumplir la censura impuesta a su libertad de expresión. La presión internacional crece tras la intervención de Donald Trump.
El magistrado Alexandre de Moraes ha dado 24 horas a los abogados de Bolsonaro para explicar por qué se difundieron sus declaraciones públicas en redes sociales. La izquierda judicial brasileña estrecha el cerco contra el principal líder conservador del país.
El régimen judicial de Brasil ha dado un paso más hacia el totalitarismo togado. El juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, amenazó este lunes con ordenar la detención inmediata de Jair Bolsonaro si en 24 horas no se justifica la difusión en redes sociales de declaraciones suyas ante la prensa.
Bolsonaro, quien ya cumple medidas cautelares impuestas por la misma corte —incluyendo tobillera electrónica, prohibición de uso de redes sociales y alejamiento de embajadas extranjeras— compareció este lunes ante periodistas en el Congreso brasileño. Sus palabras, sin mediar cuenta oficial, fueron replicadas en X, Instagram y Facebook, provocando la furia del juez.
En una actuación sin precedentes democráticos, Moraes acusó al exmandatario de “mostrar el dispositivo de vigilancia y pronunciar un discurso para ser difundido digitalmente”, algo que según el magistrado viola las condiciones impuestas por la justicia. El juez dio un ultimátum: si no hay explicaciones convincentes en 24 horas, Bolsonaro irá a prisión.
Guerra judicial contra la oposición
El episodio confirma lo que muchos observadores internacionales denuncian desde hace meses: una persecución judicial sin precedentes contra el líder de la derecha brasileña. Bolsonaro está siendo investigado por supuesta “obstrucción a la justicia” en una causa por un presunto intento de golpe en 2022, tras su salida de la presidencia. Pero lo que se presenta como un proceso legal es cada vez más percibido como una caza de brujas política.
No es la primera advertencia. El mismo lunes, Moraes había adelantado que cualquier aparición de Bolsonaro en medios o redes sociales podría suponer una violación directa de las medidas cautelares.
Intervención de Trump: tensión internacional al alza
La batalla ha cruzado fronteras. Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, abandonó su escaño en marzo y se instaló en Estados Unidos, donde lidera una campaña para que la administración de Donald Trump presione a Brasil.
Y ya hay consecuencias. Trump anunció que, a partir de agosto, impondrá aranceles del 50 % a las exportaciones brasileñas, denunciando que el Gobierno de Lula y el Supremo Tribunal Federal han lanzado una “persecución política contra Bolsonaro”. Según el propio expresidente norteamericano, “Brasil debe cambiar de rumbo y dejar de atacar a sus opositores”.
Moraes, lejos de recular, redobló su ofensiva: ahora acusa a Bolsonaro y su hijo de “someter la soberanía del Poder Judicial brasileño a los intereses de Estados Unidos”. Este lunes, el juez ordenó el bloqueo de las cuentas bancarias de Eduardo Bolsonaro y le prohibió cualquier contacto con su padre. La decisión, en principio confidencial, fue confirmada por el propio diputado en un podcast.
El nuevo Brasil: tobillera electrónica, censura y bloqueo financiero
El cerco judicial contra el expresidente se ha transformado en un símbolo del nuevo autoritarismo de la izquierda brasileña: prohibición de usar redes, limitación de movilidad, control financiero, vigilancia electrónica y censura absoluta. Todo ello contra un líder electo y con amplio apoyo popular.