El ministro intenta blindar a Sánchez tras el escándalo de Santos Cerdán, mientras el CIS publica su primer barómetro tras el terremoto político
El ambiente político en España sigue enrarecido tras la explosión del escándalo que ha llevado a prisión a Santos Cerdán, una de las piezas clave del PSOE. En plena tormenta judicial y mediática, el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, ha optado por el ataque verbal sin matices.
Durante una entrevista este jueves, Bolaños aseguró que Pedro Sánchez salió “fortalecido” de su comparecencia en el Congreso, mientras que acusó al líder del PP de quedar “embarrado hasta las cejas” por su estrategia combativa. Pero la frase que ha generado mayor polémica ha sido su exabrupto dirigido a la oposición:
“Quiere que hablemos de lupanares, pero no, nosotros hablaremos de becas, de cohesión territorial, de pensiones, de economía… La porquería, para el PP, que se revuelquen en ella”, disparó el ministro.
El PSOE se victimiza mientras esquiva responsabilidades
La agresiva declaración de Bolaños parece una maniobra para desviar el foco de lo que realmente preocupa a los españoles: la corrupción estructural dentro del PSOE y la falta de consecuencias políticas reales. En lugar de asumir responsabilidades por la imputación de Santos Cerdán, el Gobierno apuesta por la confrontación y la descalificación del adversario.
Mientras tanto, este viernes se espera la publicación del barómetro de julio del CIS, el primero tras la detención del dirigente socialista. Será la prueba de fuego para medir si la estrategia del “y tú más” ha surtido efecto o si la ciudadanía castiga al partido del Gobierno por sus escándalos.
¿Un CIS al servicio de Moncloa?
El último barómetro, publicado antes de que estallara el caso Cerdán, otorgaba al PSOE una intención de voto del 34,3%, muy por encima del PP, con un 27,3%. Hoy muchos analistas dudan de que esa ventaja pueda sostenerse tras semanas de titulares demoledores para el socialismo. También hay voces que cuestionan la independencia del CIS y temen una nueva cocina demoscópica para salvar los muebles de Moncloa.
Con un país cada vez más polarizado, el Gobierno vuelve a refugiarse en el discurso del “todo va bien” y los ataques a la oposición. Pero la ciudadanía —cada vez más escéptica— observa con atención si este nuevo escándalo tendrá, esta vez sí, consecuencias reales.
