Los autónomos y pequeños negocios se enfrentan en 2025 a una presión fiscal insoportable: más de 37 500 euros anuales por trabajador. El modelo productivo de las pymes, al borde del colapso.
Un coste desproporcionado que ahoga a los que generan empleo
España continúa siendo uno de los países más hostiles para emprender, y los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) lo confirman. Según la última Encuesta Anual de Costes Laborales, un autónomo o pyme paga ya 37 525 euros al año por cada trabajador que contrata. Una cifra que no para de crecer y que condena al pequeño empresario a la asfixia económica.
De esos 37 500 euros:
- 27 558 euros son salario bruto, que representa el 73,4 % del total.
- 9 750 euros son cargas no salariales, principalmente cotizaciones obligatorias a la Seguridad Social.
- Las cotizaciones por sí solas alcanzan los 9 000 euros, lo que equivale al 24 % del coste laboral.
Y todo esto sin contar las subidas más recientes:
- Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI)
- Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que supera los 1 184 euros al mes, sin extras ni cotizaciones añadidas.
Un modelo inviable: más impuestos, menos empleo
El incremento del coste laboral ha sido del 3,9 % anual, y en el caso de los costes no salariales, el crecimiento alcanza el 4,4 %. Esto penaliza directamente la contratación y hace que muchos autónomos opten por no crecer o incluso cerrar.
Según Funcas, este colapso de las micropymes arrastrará inevitablemente a las medianas y grandes empresas, afectando de forma estructural a toda la economía española.
¿Quién protege al autónomo?
El discurso oficial del Gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz sigue centrado en subir el salario mínimo y prometer más derechos laborales, pero a costa del empresario. El resultado es un entorno en el que emprender es una heroicidad, y contratar, un lujo reservado para unos pocos.
Mientras tanto, medidas clave como la prometida reducción de jornada laboral han sido aplazadas por falta de apoyo político, dejando a miles de autónomos en la incertidumbre.
Reflexión final: ¿Quién salvará a los que crean empleo?
El autónomo español no quiere subvenciones ni discursos populistas. Quiere un marco laboral justo, con menos trabas, menos impuestos y más flexibilidad. Si no se actúa ya, el tejido productivo nacional podría colapsar, y con él, el empleo real que sostiene al país.



