Pedro Sánchez insiste en culpar al cambio climático de los incendios, mientras los datos y los expertos señalan la negligencia forestal, la despoblación rural y la mala gestión del Gobierno como las verdaderas causas.
El relato climático frente a la realidad de los incendios
En su visita al Centro de Coordinación Operativo Contraincendios de Orense, Pedro Sánchez repitió hasta en diez ocasiones la expresión “emergencia climática”, culpando al calentamiento global de los incendios que arrasan el país. Sin embargo, la ciencia y los datos oficiales contradicen esa versión.
Los informes técnicos y especialistas apuntan a un problema muy distinto: abandono del monte, acumulación de biomasa y falta de gestión forestal. El relato climático, que Sánchez repite como un mantra propagandístico, ignora que el 95% de los incendios en España tiene origen humano —negligencia, descuido o intencionalidad— y que solo un 5% responde a causas naturales.
El monte abandonado: una bomba de biomasa
El Doctor Antonio Pulido, ingeniero de montes y experto en medio ambiente, lo explica con claridad: “En apenas medio siglo se ha pasado de proteger los montes frente a la deforestación al colapso por la inacción”.
Los montes españoles acumulan hasta 40 toneladas de biomasa por hectárea, un auténtico polvorín. No provoca más incendios, pero los hace mucho más virulentos y difíciles de apagar. Mientras tanto, el Gobierno gasta millones en extinción —hasta 20 000 euros por hectárea— en lugar de invertir en prevención y empleo rural estable.
La trampa de los datos y la memoria selectiva
En 2022, tras otro verano devastador, ya se culpó al clima. Pero los geólogos Enrique Ortega Gironés y José Antonio Sáenz de Santa María Benedet recordaron que en los años 80 y 90 se superaban los 25 000 incendios anuales, muy por encima de los 9 000 o 10 000 actuales. En 1994 ardieron 335 000 hectáreas, más que en los últimos veranos.
Los datos oficiales del MITECO confirman que los incendios de 2025 no son anómalos. La narrativa política selecciona cifras convenientes para reforzar el discurso del “apocalipsis climático”, ocultando la verdadera emergencia: la falta de gestión forestal.
Emergencia climática o emergencia de gestión
La despoblación rural ha dejado montes sin pastoreo, sin aprovechamiento maderero y sin limpieza del sotobosque. Como explica Pulido, “el bosque era más fácil de proteger porque estaba fragmentado; hoy se ha convertido en un matorral continuo y peligroso”.
Los expertos insisten en soluciones claras que el Gobierno evita:
- Fomentar la ganadería extensiva como cortafuegos natural.
- Impulsar la selvicultura y el aprovechamiento forestal sostenible.
- Reducir la burocracia ambiental que frena la prevención.
- Invertir en prevención y empleo rural en lugar de solo en extinción.
Conclusión: propaganda frente a soluciones
Pedro Sánchez prefiere hablar de “emergencia climática” antes que asumir responsabilidades. Pero los datos son irrefutables: no arde el clima, arde la dejadez política.
La pregunta es clara:
¿Estamos ante un Gobierno comprometido con la naturaleza o ante un Ejecutivo que esconde su fracaso tras un discurso ideológico?