El almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de EE. UU., presenta su dimisión anticipada en medio de tensiones militares en el Caribe, operaciones contra narcotraficantes y presiones del nuevo liderazgo del Pentágono bajo Pete Hegseth.
Salida inesperada en el Mando Militar estadounidense para América Latina
El almirante Alvin Holsey, encargado de las fuerzas militares de Estados Unidos en América Latina y el Caribe, ha dejado su puesto dos años antes de lo previsto, una decisión que ha sorprendido a mandos y analistas, y que se produce en pleno cambio estratégico de la administración Trump.
Fuentes oficiales aseguran que la dimisión no fue voluntaria en los términos habituales: Holsey habría sido apartado de su cargo por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien estaría descontento con el ritmo y enfoque de las operaciones del Comando Sur bajo su mando. Según varios informes, Hegseth busca ampliar y flexibilizar las operaciones militares estadounidenses en la región, en especial tras incidentes recientes como la incautación de un petrolero venezolano y ataques contra supuestos barcos de narcotraficantes en el Caribe.
Un cambio de rumbo estratégico bajo la administración Trump
La salida de Holsey se suma a un patrón de sustituciones de altos mandos militares desde que Hegseth asumió como jefe del Pentágono. El nuevo liderazgo ha señalado un giro claro en la política exterior estadounidense hacia el hemisferio occidental, más agresivo y centrado en confrontar tanto amenazas narco como presiones geopolíticas relacionadas con Venezuela y otros actores regionales.
Aunque Holsey había anunciado su intención de retirarse en octubre, su partida en diciembre se ha interpretado como precipitada y relacionada con diferencias internas sobre la conducción de operaciones en el Caribe y la región andina.
Posibles tensiones internas y defensa de su legado
Durante una ceremonia oficial de retiro en el cuartel del Comando Sur en Miami, Holsey rechazó públicamente que su salida tuviera que ver con la revisión de tácticas recientes, incluidas las operaciones contra embarcaciones supuestamente vinculadas al narcotráfico. En sus declaraciones, el almirante hizo un llamado a mantener el apoyo a las democracias que comparten valores como el estado de derecho y los derechos humanos, recordando sus 37 años de servicio.
Sin embargo, en círculos políticos y militares se especula que Holsey no coincidía con las nuevas directrices de Hegseth y la Casa Blanca sobre cómo desplegar las fuerzas y respuestas a las amenazas regionales.
Relevo en el Comando Sur: continuidad bajo supervisión directa
El mando del Comando Sur fue asumido interinamente por el teniente general de la Fuerza Aérea Evan Pettus, quien ahora lidera las fuerzas estadounidenses en la región mientras se decide un reemplazo permanente. En la ceremonia de traspaso, el general Dan Caine, jefe del Estado Mayor Conjunto, elogió la trayectoria de Holsey como “un líder excepcional que entregó lo mejor de sí cada día”.
Pettus asume en un momento de tensiones elevadas en el Caribe y América Latina, con operaciones militares y de seguridad ampliadas, y con un enfoque renovado en controlar flujos ilícitos como el narcotráfico y vigilar movimientos estratégicos en la región.
Conclusión: una dimisión que refleja la tensión entre estrategia y política
La salida del almirante Holsey no es un cambio ordinario en el organigrama militar estadounidense: es un síntoma del viraje que promueve el Departamento de Defensa bajo la administración Trump hacia un papel más activo y confrontacional en el hemisferio occidental.
En un contexto de incautaciones de buques, ataques selectivos en el Caribe y presión política constante, la región enfrenta ahora un liderazgo militar que responde directamente a una nueva visión estratégica impulsada desde Washington. Las repercusiones de este relevo podrían marcar la política de seguridad estadounidense en América Latina durante los próximos años.
