En plena asfixia para las pequeñas empresas, el Gobierno de Pedro Sánchez y la ministra María Jesús Montero celebran un nuevo récord de recaudación: 325 000 millones de euros en 2025. Mientras tanto, los autónomos y pymes soportan la mayor carga fiscal en décadas, con un aumento real del 40 % en solo diez años.

La mayor subida fiscal desde los años 90, según economistas
La Agencia Tributaria cerrará el año con cifras históricas: en 2025 se recaudará un 80 % más que en 2015, cuando el total fue de 182 009 millones. Cada español paga hoy una media de 6 500 euros en impuestos, frente a los 3 900 de hace una década. Pero lo preocupante no es solo la cifra, sino cómo se ha logrado.
Expertos advierten que este incremento no obedece al crecimiento económico, sino a una estrategia encubierta de subida fiscal: el Gobierno se ha negado a deflactar el IRPF, lo que hace que los ciudadanos paguen más aunque su poder adquisitivo no haya mejorado. Es lo que los economistas llaman “progresividad en frío”.
El IVA y la inflación, el arma silenciosa del Estado
La recaudación vía IVA y otros impuestos al consumo también se ha disparado gracias a la inflación sostenida. El encarecimiento generalizado de precios no solo afecta al bolsillo del ciudadano, sino que dispara los ingresos públicos, sin que haya necesidad de subir los tipos.
De hecho, se estima que entre un 35 y un 40 % del aumento de ingresos fiscales se debe únicamente a la inflación, no a una mayor actividad económica. La retirada de ayudas fiscales temporales en productos básicos y energía ha contribuido también a engrosar las arcas del Estado a costa de las familias.
Las pymes: ahogadas por impuestos y sin incentivos
El impacto más grave lo sufren los autónomos y pequeños empresarios, que enfrentan una presión fiscal acumulada sin precedentes desde los años 90. Según análisis independientes, la carga tributaria efectiva ha subido entre un 30 y un 40 % en términos reales, lo que está frenando la inversión, el empleo y la productividad.
Este entorno fiscal hostil desincentiva el emprendimiento, reduce el ahorro y limita el crecimiento. Los expertos alertan de que la situación actual puede lastrar el potencial económico del país durante años, especialmente cuando el tejido productivo español depende en gran medida de pequeñas y medianas empresas.
El modelo socialista: más gasto público, menos economía real
Este boom recaudatorio permite al Ejecutivo mantener su gasto político y clientelar, pero no genera riqueza sostenible. Es una estrategia de expolio fiscal, sin reformas estructurales ni incentivos reales a la inversión privada. Lo que algunos presentan como éxito fiscal, es en realidad el reflejo de una economía domesticada por la presión tributaria.
La ministra María Jesús Montero lo presenta como un “logro”, pero la realidad es que millones de españoles pagan más por menos. El intervencionismo fiscal del Gobierno no solo no alivia la carga, sino que la aumenta de forma silenciosa y progresiva.
¿Hasta cuándo seguirá el Estado esquilmando a quienes generan empleo?
La pregunta es inevitable: ¿es esta la senda que debe seguir España? Mientras las grandes cifras maquillan los problemas estructurales, autónomos, pymes y familias son quienes pagan los platos rotos. El modelo actual no redistribuye la riqueza: la concentra en manos del Estado.
¿Estamos ante una política fiscal responsable o ante un expolio institucionalizado bajo el paraguas de la inflación?



