Los pilotos de drones ucranianos han comenzado a utilizar inteligencia artificial (IA) para mantener su capacidad operativa frente a la guerra electrónica rusa y conseguir ataques más precisos, incluso a gran distancia. Esta innovación tecnológica se ha convertido en una pieza clave en el frente, donde el uso de drones se ha multiplicado desde que comenzó la invasión rusa en 2022.

Uno de los pilotos ucranianos, conocido por su alias «Mex», describió cómo pudo alcanzar recientemente un objetivo militar de alto valor —un tanque ruso— a 20 kilómetros de distancia, gracias al sistema de guía asistido por IA. Según explicó, sin esta tecnología habría sido imposible realizar el ataque con éxito: “Sin la guía adicional, simplemente no podríamos haberlo alcanzado”, afirmó.
La guerra electrónica, que incluye el uso masivo de interferencias para cortar las señales entre drones y operadores, ha obligado a ambos bandos a modernizar sus tácticas. En este escenario, Ucrania ha desplegado miles de drones equipados con IA capaces de seguir su curso de forma autónoma hacia un objetivo, incluso si pierden la conexión con el piloto. Estos sistemas están entrenados para identificar distintos tipos de vehículos —como motocicletas, coches o tanques— y ajustar su vuelo en tiempo real.
Aunque el uso de IA en armamento plantea dudas éticas a nivel internacional, el gobierno ucraniano asegura que la decisión de ataque siempre recae en un operador humano. No obstante, los expertos coinciden en que las normas internacionales sobre el uso de armas inteligentes aún son prácticamente inexistentes, y que el desarrollo de esta tecnología avanza más rápido que la regulación.
Desde el comienzo del conflicto, la innovación en drones se ha vuelto esencial. Ucrania y Rusia producen millones de unidades cada año, y la inteligencia artificial ahora representa una ventaja estratégica clave. Además de romper la barrera de las interferencias, estos sistemas permiten operar de forma más precisa y autónoma, reduciendo costos y mejorando el rendimiento en condiciones de combate complejas.
Mientras el conflicto continúa, los cielos de Ucrania se han convertido en un laboratorio de guerra tecnológica, donde la IA ya no es una promesa del futuro, sino un arma del presente.



