Juan Camilo Ponce, el futuro delantero de MLS que apuesta por El Salvador
Una decisión que desafía las dudas tras el fracaso en eliminatorias
Juan Camilo Ponce, joven promesa del fútbol con triple nacionalidad colombiana, estadounidense y salvadoreña, ha confirmado su ambición: defender a La Selecta, bajo la dirección de Hernán «Bolillo» Gómez. Desde su infancia en Emory Hill, Nueva York, el sueño de vestir la camiseta azul y blanco ha sido una constante, impulsado además por el fervor de su familia.
Visorias y un camino marcado por la MLS Next Pro
Actualmente, Ponce milita en la tercera división del New York City FC, acumulando 6 partidos, 3 goles y 1 asistencia, pese a la lesión que frenó su progreso en marzo. Su regreso en agosto reafirmó su potencial con goles decisivos. Sin embargo, la elección de la selección salvadoreña no es solo sentimental, sino también estratégica, alineándose con el ambicioso proyecto de renovación liderado por Hugo Pérez y Mauricio Cienfuegos mediante visorias en Estados Unidos.
El dilema del talento en fuga y la esperanza 2030
Aunque la selección salvadoreña atraviesa un momento crítico — evidencia la reciente eliminación tras la goleada frente a Surinam — Ponce persiste en su objetivo con la vista puesta en el Mundial 2030. Su decisión apunta a un compromiso que puede reflejar una lucha por recuperar la identidad y la competitividad de un fútbol nacional que sufre por falta de estructura y oportunidades.
La polémica tras la elección
El caso de Ponce abre el debate sobre la migración de talentos y la federación nacional. ¿Por qué un futbolista con opciones más sólidas en selecciones como la estadounidense elige una El Salvador en crisis y con un proyecto incierto? La respuesta pasa por el arraigo familiar y el deseo de aportar, pero también expone las carencias de los países poderosos para retener o atraer talento centroamericano. Además, supone cuestionar el modelo de gestión del fútbol en la región, que está lejos de resonar internacionalmente.
Conclusión
La apuesta de Juan Camilo Ponce es un gesto de valentía y patriotismo deportivo, pero también un recordatorio de que para aspirar a escenarios globales, El Salvador debe mejorar su infraestructura, profesionalización y gestión. Mientras tanto, el joven delantero será observado con lupa, como símbolo de un futuro que se antoja incierto y lleno de desafíos.
