Alemania, Francia y Reino Unido: ¿Un fracaso en la lucha contra la violencia de género?
Un día para reflexionar
Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. A pesar de más de dos décadas de visibilización, la violencia machista sigue siendo una realidad alarmante dentro de la Unión Europea. La directora de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE, Sirpa Rautio, advirtió que «la seguridad de las mujeres sigue sin estar garantizada».
España, un modelo a seguir
A nivel comparativo, España brilla en este ámbito, ocupando el cuarto lugar en el Índice de Igualdad de Género 2024 de la UE, superando en 5,7 puntos la media de la UE. Este éxito resalta las políticas combativas contra la violencia de género que sirve como modelo para países como Francia o Alemania.
Desafíos en Europa
Sin embargo, la situación es crítica en estos países. En Alemania, la reciente ley contra la violencia de género muestra resultados dispares. En 2024, se registraron 61 000 llamadas al número de emergencia, representando un llamado de atención sobre la frágil situación. El término usado para referirse a estos actos, «violencia doméstica», tiende a minimizar la problemática.
Francia y la búsqueda del consentimiento
En Francia, el término «violencia sexista y sexual» sigue careciendo de una legislación integral. Aunque las muertes por feminicidio son preocupantes, los datos sobre el aumento de denuncias son un paso positivo. Sin embargo, el reciente caso de Gisèle Pelicot ha puesto en tela de juicio la efectividad de la respuesta judicial, revelando la cultura de la violación y la necesidad urgente de reformas.
Reino Unido y cifras alarmantes
Datos del Reino Unido revelan que durante 2024, la policía registró más de 205 000 delitos sexuales, lo que pone de manifiesto una crisis de seguridad para las mujeres en las islas británicas. La terminología usada, «violencia contra las mujeres y las niñas», parece diluir la gravedad del problema.
Conclusión
La situación en Europa necesita un profundo replanteamiento. Las políticas actuales parecen ser insuficientes ante las alarmantes cifras y la falta de concienciación social. La lucha no solo debe ser contra la violencia, sino también contra el silencio y la estigmatización que rodea a las víctimas.
