El delantero polaco acusa al premio más prestigioso del fútbol de estar dominado por intereses de marketing y no por méritos deportivos reales.
“Más comercial que deportivo”
Robert Lewandowski, uno de los goleadores más respetados de la última década, ha encendido el debate al afirmar que el Balón de Oro “es más comercial que deportivo”. Sus palabras golpean la reputación de un galardón que durante décadas fue considerado la máxima distinción individual del fútbol.
La declaración pone en duda la transparencia de los criterios con los que se elige al ganador y deja entrever que la influencia de patrocinadores, medios y marcas podría pesar más que el rendimiento en el terreno de juego.
¿Premio al mejor o al más mediático?
En un fútbol cada vez más vinculado al espectáculo y a los negocios, la crítica de Lewandowski plantea una pregunta incómoda:
¿Se premia al futbolista más decisivo en el campo o al que genera más titulares y ventas de camisetas?
Para muchos aficionados, la respuesta parece evidente. Para los puristas, esta tendencia erosiona la esencia del premio y reduce su valor histórico.
Un golpe a la credibilidad del fútbol
Las palabras del delantero no solo sacuden la imagen del Balón de Oro, sino que también ponen bajo la lupa a otras instituciones deportivas con procesos de votación poco transparentes.
En un deporte globalizado, donde los intereses económicos pesan tanto como los goles, esta denuncia podría ser el inicio de un debate urgente sobre cómo y a quién reconocemos como “el mejor del mundo”.