Desde el 2 de marzo, Israel ha impedido la entrada de un solo camión con suministros esenciales a Gaza, mientras más de 100 ONG alertan sobre un estrangulamiento diseñado y peligroso que pone en jaque a la población civil y a los voluntarios.
¿Qué está pasando, quiénes están implicados y por qué es grave?
Desde el 2 de marzo, Israel no ha permitido la entrada de ningún camión con ayuda humanitaria a la Franja de Gaza —una medida inédita y devastadora—, según alertan más de 100 organizaciones internacionales, entre las que destacan Caritas, Médicos del Mundo y Oxfam. Estas ONG acusan a Israel de desplegar un cerco burocrático deliberado, rechazando más de 60 solicitudes solo en julio, con excusas politizadas e injustificadas, y poniendo en jaque el abastecimiento de hospitales, alimentos y medicinas.
Este bloqueo se agrava por los requisitos recientes, que exigen revelar los donantes de la ayuda y listas del personal palestino, lo que las ONG consideran ilegal y riesgoso. Además, Israel habría amenazado con prohibir operaciones de las principales ONG en Gaza y Cisjordania si no se cumplen estas imposiciones.
Antecedentes y contexto
Estas restricciones no surgen de la nada. Se enmarcan en una tendencia creciente de Israel de ejercer control absoluto sobre la distribución de ayuda, incluso presionando a los países vecinos —como Jordania y Egipto— donde permanecen millones de dólares en suministros estancados. Al mismo tiempo, la administración israelí parece buscar justificaciones jurídicas y políticas para deslegitimar la labor humanitaria internacional, especialmente en zonas densamente pobladas por civiles, como Gaza.
Repercusiones inmediatas
- Hospitales sin insumos básicos: fármacos, gasas, antibióticos y materiales quirúrgicos están en niveles críticos.
- Población vulnerable expuesta: niños, ancianos y enfermos son los primeros afectados; el riesgo de mortalidad por desnutrición o falta de atención médica crece.
- Personal en riesgo: las ONG temen que los datos exigidos puedan conducir a detenciones arbitrarias o ataques a su integridad.
- Bloqueo de operaciones en curso: si estas ONG dejan de operar, se cortaría todo tipo de asistencia organizada.
¿Qué hay detrás del cerco burocrático?
Este contexto refleja un recalibrado control político israelí sobre Gaza, donde el acceso a la ayuda se ha convertido en un instrumento de poder y presión. El ultimátum para revelar donantes y voluntarios es interpretado por las ONG como un intento consciente de:
- Estigmatizar los programas de ayuda como “asistencias ilegítimas o partidistas”.
- Dificultar la financiación y operativa de Organizaciones neutrales, bajo el pretexto de seguridad.
- Generar desgaste institucional dentro del sector humanitario, forzándolo al retiro o abandono.
¿Dónde está la línea roja?
Las organizaciones denunciantes exigen que el control no se convierta en excusa para violaciones del derecho internacional humanitario. Señalan que:
- El auxilio humanitario no puede ser rehén de cálculos políticos.
- Los hospitales y poblaciones civiles tienen prioridad sobre los intereses estratégicos.
- Proteger a los trabajadores de ayuda es esencial, no un privilegio.
¿Qué está en juego?
Si este cerco persiste, la situación podría derivar en una crisis humanitaria sin precedentes en Gaza, con consecuencias graves como:
- Aumento de muertes evitables por enfermedades tratables.
- Colapso del sistema sanitario local.
- Desmovilización de ONG internacionales, factor clave para cualquier reconstrucción futura.
- Una barrera simbólica que redefine la frontera entre ayuda y control político autoritario.