Los ciudadanos no necesitan un teléfono – necesitan viviendas
Febrero de 2021, octubre de 2021, abril de 2023, diciembre de 2023, julio de 2024… la larga lista de anuncios de viviendas que Pedro Sánchez ha prometido desde que alcanzó la Moncloa parece interminable. Sin embargo, nadie sabe realmente dónde están esas viviendas, si se han construido, están a medio hacer o están ocupadas.

Mientras el país sufre una profunda crisis de acceso a la vivienda –con un desequilibrio alarmante entre oferta y demanda y unos precios que se disparan– el Gobierno del presidente Sánchez se niega a impulsar el aumento de la oferta por la vía privada, y más aún, ha endurecido su postura ante cualquier liberalización del mercado residencial.
Más grave aún: muchas de las medidas intervencionistas aprobadas por su Ejecutivo en los últimos años han reducido la capacidad de la oferta residencial antes que aumentarla. La alternativa que han presentado estas semanas la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, es un teléfono para atender dudas sobre vivienda (el “047”), que aún no funciona. Los ciudadanos, cuando se enfrentan a alquileres desorbitados, escasa disponibilidad y obstáculos para comprar, no necesitan esperar a que les atiendan por teléfono. Necesitan viviendas reales y políticas prácticas de construcción.
Una política de vivienda que promete mucho y hace poco
Desde que Sánchez asumió el cargo, el derecho a la vivienda ha sido una bandera repetida. Sin embargo, organismos independientes advierten que los anuncios no se traducen en vivienda construida o disponible. Datos recientes indican un parque de vivienda pública muy por debajo de la media europea, y los expertos apuntan a que España debe construir decenas de miles de unidades al año para cerrar el déficit estructural.
Por ejemplo, aunque el Gobierno anunció ayudas de hasta 30 000 euros para que los jóvenes puedan acceder a vivienda en régimen de alquiler con opción a compra, la citada ayuda apenas ha generado unidades concretas en todo el país.
¿Por qué no hay casas?
Varias causas explican que la oferta no responda:
- La demora en licencias, trabas urbanísticas y falta de suelo urbanizable frenan la construcción.
- Las regulaciones más estrictas y los controles de precios han desincentivado en algunos casos a la inversión privada en vivienda.
- Las Administraciones han anunciado millones de euros para vivienda pública, pero la ejecución ha sido lenta.
- Autónomos e inversores señalan que la inseguridad jurídica y la falta de estímulos dificultan el sector.
En ese contexto, los ciudadanos observan que el 047, esa línea telefonica anunciada, es lo que les ofrecen cuando lo que realmente necesitan es que las palas excaven, los edificios se levanten y los pisos sean accesibles.
¿Qué debe hacer el Gobierno para dejar de engañar?
Desde la perspectiva de la derecha, las clases medias ven cómo se empobrecen, cuanto más trabajan y más pagan, mientras que la vivienda se encarece. El plan, según voces críticas, debe centrarse en:
- Aumentar la oferta real de vivienda, mediante construcción pública y privada.
- Fomentar la colaboración público‑privada, no demonizar al sector privado.
- Reducir impuestos y trabas administrativas para que las viviendas se construyan más rápido.
- Garantizar transparencia en los anuncios del Gobierno, y que no se queden en meros eslóganes.
Porque cuando el presidente repite hasta la saciedad su compromiso con la vivienda, pero las calles siguen siendo inaccesibles para los que más lo necesitan, la conclusión llega de forma clara: los ciudadanos no necesitan hablar por teléfono, necesitan casas.
Esta crisis no es solo política: es social. Y cada día que pasa sin una vivienda visible para tantos, es un día más de confianza quebrada.



