
La Policía peruana admite su culpa en el asesinato de un manifestante
¿Crisis institucional tras la muerte de un joven en protestas?
La Policía Nacional del Perú ha reconocido su responsabilidad en el asesinato de un manifestante durante la Marcha Nacional de este miércoles. Este trágico suceso ha causado un gran impacto en el país, más aún al revelarse que el disparo fue realizado por un suboficial, Luis Magallanes, quien ya ha sido destituido y se encuentra hospitalizado tras ser agredido en medio de las manifestaciones.
Los altercados en Lima, que tuvieron lugar en la noche del miércoles, resultaron en un muerto y más de 100 heridos, lo que agrava la ya profunda crisis política que enfrenta el país sudamericano. La juventud de la Generación Z, indignada por la corrupción y la criminalidad en el Gobierno, tomó las calles con fervor, generando las marchas más masivas de los últimos años.
Reacciones y consecuencias políticas
El presidente interino, José Jerí, ha lamentado públicamente la muerte de Eduardo Ruiz, de 32 años, prometiendo una investigación «objetiva». Sin embargo, sus declaraciones han sido acompañadas de la controversia, ya que responsabilizó a «delincuentes» infiltrados en la protesta pacífica. El nuevo ministro del Interior, Vicente Tiburcio, anunció una reforma integral de la Policía Nacional, aunque los detalles permanecen vagos.
Con solo una semana en el cargo, el mandatario también enfrenta una moción de censura que, a pesar de ser bloqueada por sus aliados, pone en tela de juicio su futuro político. Las sospechas de corrupción y los escándalos personales continúan asediándolo, mientras la destitución de Dina Boluarte hace apenas siete días todavía resuena en el panorama político.
La situación actual no solo resalta la inestabilidad del liderazgo peruano, sino que también plantea interrogantes sobre la responsabilidad de los partidos en el Congreso, quienes permitieron la existencia de un Ejecutivo lleno de controversias.