La Administración Trump sitúa a Bruselas contra las cuerdas: el pacto arancelario del 27 de julio incluye una cláusula que exige inversión directa europea en territorio estadounidense. Sin ese flujo de capital, Washington activará un gravamen del 35 % sobre las importaciones comunitarias.
Ultimátum desde la Casa Blanca
El propio Donald Trump lo dejó claro en CNBC: «O cumplen el compromiso o pagarán». El presidente detalla que la cifra de 600 000 millones de dólares es un “regalo” que podrá destinar “a lo que quiera”, desde infraestructuras energéticas hasta reindustrialización en Estados clave.
Los cuatro pilares del acuerdo del 27-J
- Rebaja arancelaria: del 30 % al 15 % sobre productos europeos, efectiva el 8 de agosto.
- Compras energéticas: la UE adquirirá 750 000 millones en gas natural y petróleo de EEUU.
- Inversión obligatoria: 600 000 millones en proyectos estadounidenses.
- Mercados abiertos: arancel cero para bienes norteamericanos en la UE, junto con la compra de equipo militar made in USA.
Riesgo para la industria europea
- Automoción de lujo: Audi, Mercedes, Porsche ya ajustan previsiones ante una posible subida de costes.
- Agroalimentario y vinos: sufrirían el impacto directo de un 35 % en la frontera.
- Tecnología y farmacéutica: verían encarecida la entrada en el mercado más rentable del planeta.
Bruselas, entre la espada y la pared
La Comisión Europea solo reconoce oficialmente las compras energéticas; el resto de compromisos quedan en el aire. Con el reloj corriendo, Ursula von der Leyen debe decidir si envía capital europeo a Washington o afronta una nueva guerra comercial que amenaza la recuperación industrial del continente.
Estados Unidos: proteccionismo rentable
Para Trump, el ultimátum cumple dos objetivos:
- Repatriar inversión y empleo.
- Presionar a una Europa dependiente de la exportación, especialmente en sectores emblemáticos como el automóvil.
El mensaje es inequívoco: “America First” sigue marcando la agenda, y la Casa Blanca no dudará en penalizar a quien no pase por caja.
¿Qué sigue?
- Fecha límite: aún sin oficializar, pero se prevé antes de fin de año.
- Negociaciones express: diplomáticos europeos buscan fórmulas de inversión “creativa” para evitar el arancel.
- Mercados en vilo: el euro pierde terreno y las bolsas europeas descuentan el posible castigo.
¿Es este el golpe definitivo al viejo multilateralismo o una oportunidad para que Europa reevalúe su autonomía estratégica? El tablero se mueve, y Bruselas deberá decidir si paga… o planta cara.