Raquel Garrido, tras 10 años viviendo ilegalmente en una propiedad ajena, denuncia que otra okupa le arrebató el inmueble durante sus vacaciones. Un nuevo capítulo del absurdo jurídico que impera en España.
De okupa a víctima: la paradoja de un sistema fallido
La historia que parece un sketch de humor negro es absolutamente real: Raquel Garrido, una mujer que lleva una década okupando una vivienda de una promotora inmobiliaria, ha denunciado que durante sus vacaciones en República Dominicana, otra persona le «okupó» su casa.
Raquel lo contó con toda naturalidad en el programa En Boca de Todos (Cuatro), relatando cómo sus antiguas amigas aprovecharon su viaje para informar a otra okupa de que la vivienda estaba vacía. «Llevo 10 años aquí, la he reformado, la he mejorado… y me hacen esto«, declaró sin atisbo de ironía.
El surrealismo legal hecho realidad
El episodio no solo expone el absurdo de la okupación normalizada, sino también el colapso del sistema legal e institucional en España. Raquel intentó recurrir a la Guardia Civil, sin éxito. Nadie actuó. La vivienda, que no le pertenece ni a ella ni a su «sucesora», sigue sin que nadie pueda hacer valer los derechos del propietario legítimo.
Las autoras del golpe incluso se burlaron con un mensaje demoledor: «Muy buenas tardes, señora Raquel. Te has quedado sin casa».
Una cadena de atropellos amparada por el sistema
El caso evidencia un nivel de degradación legal y abandono institucional que ha convertido el derecho a la propiedad en una quimera. El resultado: okupas desahuciadas por otras okupas, en un Estado de Derecho que hace tiempo dejó de proteger a quien cumple la ley.
Nadie tiene derecho sobre la propiedad y, sin embargo, la ley protege al usurpador más reciente. Un sinsentido que retrata el fracaso absoluto de las políticas de vivienda en España.
