China estrena esta semana su visa K, un nuevo programa destinado a atraer jóvenes graduados en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) del extranjero. La medida llega justo cuando Estados Unidos encarece la visa H-1B, elevando su tarifa a 100 000 dólares anuales, un golpe para empresas tecnológicas y profesionales que tradicionalmente buscaban oportunidades en el mercado laboral norteamericano.

Una jugada estratégica frente a Washington
El programa de visa K busca proyectar a Pekín como un país abierto al talento y a la inversión extranjera en medio de la tensión comercial con EE. UU. La propuesta permite residir, trabajar e ingresar al país sin necesidad de una oferta laboral previa, eliminando uno de los grandes obstáculos de la H-1B.
“Mientras Estados Unidos levanta barreras, China las está bajando”, afirmó el abogado de inmigración Matt Mauntel-Medici.
La iniciativa, anunciada en agosto, se implementa en un contexto en el que 152 países ya han flexibilizado visados para captar profesionales cualificados. Corea del Sur, Alemania y Nueva Zelanda han lanzado políticas similares.
La H-1B se complica: más cara y limitada
La visa H-1B estadounidense ha sido históricamente el camino principal para ingenieros y desarrolladores extranjeros en Silicon Valley. Sin embargo, además de requerir patrocinio de un empleador, está limitada a 85 000 cupos anuales mediante un sorteo.
Con la nueva tarifa, empresas y profesionales —sobre todo de la India, que representó el 71 % de los beneficiarios en 2024— buscan alternativas más asequibles.
“Estados Unidos se ha disparado en el pie con esta medida, y el momento es perfecto para la visa K”, apuntó el estratega Michael Feller.
Obstáculos y dudas del modelo chino
Pese a su atractivo inicial, el programa de Pekín plantea interrogantes:
- Requisitos poco claros: edad, formación y experiencia se mencionan, pero sin detalle.
- Sin ciudadanía ni residencia permanente para extranjeros (salvo excepciones).
- Idioma como barrera: la mayoría de empresas tecnológicas en China operan exclusivamente en mandarín.
- Falta de incentivos financieros y familiares, como patrocinio o facilidades de reunificación.
Aun así, para muchos profesionales, especialmente indios formados en STEM, la visa K representa una oportunidad flexible y simplificada frente al rígido sistema estadounidense.
Competencia global por el talento
La carrera por captar ingenieros y científicos se intensifica en plena rivalidad tecnológica entre Washington y Pekín. Mientras Trump apuesta por cerrar filas en la inmigración laboral, China intenta presentarse como la nueva tierra de oportunidades tecnológicas, aunque con limitaciones culturales y estructurales aún por resolver.



