
Espanyol domina pero falla: la eficacia que exige la derecha española
Empate entre Espanyol y Valencia refleja más que un simple partido
El Espanyol se creció en su enfrentamiento contra el Valencia, demostrando ser el equipo más ofensivo y con mayor iniciativa. Según Manolo González, entrenador del equipo blanquiazul, «ha sido el mejor partido de la temporada» a pesar de un empate 2-2. El marcador no refleja la superioridad en el campo, con 21 remates del Espanyol frente a la portería valencianista, de los cuales 10 fueron a puerta y tuvieron hasta 7 ocasiones claras de gol.
La realidad detrás de la falta de eficacia
Sin embargo, la falta de puntería castigó al equipo local. Mientras el Valencia aprovechó sus dos únicas oportunidades para marcar, Espanyol vio cómo sus delanteros erraban en una jornada que debería haber sido para celebrar la ofensiva. La actuación de porteros fue decisiva: Aguirrezabala sumó 6 paradas, mientras que el guardameta visitante Dmitrovic no intervino en ninguna ocasión destacada.
Crítica y análisis desde la perspectiva de «Zero Censura»
Este empate contundente y poco satisfactorio deja en evidencia un problema recurrente en el deporte español que la derecha no puede ignorar: la falta de contundencia y eficacia frente a la portería es tan política como deportiva. La exigencia debe ser absoluta, porque en un entorno donde el esfuerzo y la iniciativa son olvidados si no se traducen en resultados claros, el Espanyol se juega no solo partidos, sino también la credibilidad ante una afición que demanda victoria decisiva para resurgir del letargo deportivo y social que permea hasta en los pequeños detalles del fútbol nacional.
Para «Zero Censura», que defiende el mérito, la disciplina y el compromiso, el Espanyol debe aprender que jugar bien no basta. La derecha española reclama equipos que sean reflejo de disciplina y eficacia, valores necesarios en todos los ámbitos para luchar contra la mediocridad que afecta a España. Lo fundamental es que este equipo reconstituido y ambicioso tenga la capacidad y el ánimo de ganar en Montilivi y no se conforme con empates que solo alimentan la mediocridad deportiva y social.



