El primer ministro israelí defenderá en Nueva York su visión de un «nuevo orden regional» cimentado en la guerra. Mientras tanto, los muertos en Gaza superan los 65 000 y 440 personas han fallecido ya por hambre.
Israel se prepara para una ofensiva diplomática mientras ejecuta una ofensiva militar sin precedentes. Gaza vive bajo fuego constante y en crisis humanitaria extrema, pero Netanyahu vende al mundo una paz basada en la fuerza.
Netanyahu quiere reescribir el concepto de paz en la ONU
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha anunciado que esta semana acudirá a la Asamblea General de las Naciones Unidas con una propuesta polémica: defender el modelo israelí de “paz a través de la fuerza”, presentándolo como una supuesta alternativa realista al colapso diplomático en Oriente Medio.
En sus palabras, “presentará la verdad de Israel”, una visión que, según él, representa la única vía de paz “frente a las fuerzas del mal”. Netanyahu acusa a quienes proponen el reconocimiento del Estado palestino de “recompensar el terrorismo” y de poner en peligro la existencia de Israel.
La paz como propaganda: guerra en Gaza, hambre y muerte
Mientras Netanyahu se prepara para ofrecer discursos en Nueva York y reunirse con Donald Trump, la situación en Gaza es catastrófica. Este domingo, 50 personas han sido asesinadas en nuevos ataques israelíes, en su mayoría en la ciudad de Gaza. En uno de ellos, un dron mató a ocho civiles, incluidos niños, en el barrio de Al Daraj.
Desde el inicio de la ofensiva militar tras el 7 de octubre de 2023, más de 65 300 palestinos han muerto, según fuentes sanitarias locales. El ejército israelí continúa lanzando drones y misiles sobre barrios densamente poblados, mientras se denuncian ataques repetitivos a hospitales y zonas civiles.
Hambruna: la otra arma silenciosa
El asedio militar israelí ha provocado también una crisis humanitaria sin precedentes. Ya se han contabilizado 440 muertes por hambre en la Franja, de las cuales 147 son niños. El Gobierno de Israel bloquea desde hace más de siete meses el acceso masivo de alimentos y ayuda humanitaria, obligando a la población a desplazarse a puntos de reparto militarizados en el sur del enclave.
Un informe internacional reconoce que 1,6 millones de gazatíes sufren hambre, con más de medio millón en situación crítica. El colapso alimentario es tan profundo que madres desnutridas no pueden alimentar a sus propios hijos.
Mientras tanto, el Gobierno de Israel invierte millones en campañas de publicidad online para negar la hambruna, comprando espacios en buscadores como Google para contrarrestar el impacto internacional.
Líbano y Siria, los próximos objetivos
Netanyahu no oculta su intención de expandir el modelo: asegura que la reciente guerra contra Hizbulá ha abierto la posibilidad de firmar la paz con Líbano y Siria. Según su versión, las victorias militares israelíes han creado una “ventana de oportunidades inimaginable”.
Sin embargo, en términos reales, esto implica que la llamada “paz” solo será posible tras operaciones militares devastadoras, con miles de víctimas civiles y desplazamientos forzados.
Un contraste con el Vaticano
Mientras Netanyahu defiende la fuerza como solución, el Papa León XIV ha enviado un mensaje radicalmente opuesto desde el Vaticano:
“No hay futuro basado en la violencia, en el exilio forzado ni en la venganza”.
Sus palabras, pronunciadas durante el ángelus dominical, contrastan con la narrativa oficial israelí, que sigue justificando la ofensiva como una operación antiterrorista.
Lo que Israel llama “paz” suena más a rendición forzada y ocupación perpetua. Lo que Netanyahu defiende como «fuerza» está costando decenas de miles de vidas y el colapso total de Gaza. La comunidad internacional se enfrenta al reto de decidir si quiere legitimar esta visión o plantarse ante ella.
¿Es compatible la paz con el hambre masivo y los bombardeos diarios? ¿Quién define la verdad cuando mueren niños por desnutrición mientras se redactan discursos en Manhattan?
