El Gobierno socialista endurece su postura contra Israel, mientras premia económicamente a Gaza, ignorando que el poder real lo ejerce Hamás. España bloquea puertos, sanciona individuos y cierra filas con la causa palestina.

Pedro Sánchez toma partido en el conflicto de Oriente Medio
En una declaración institucional desde La Moncloa, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció este lunes nueve medidas unilaterales contra el Estado de Israel, marcando una postura sin precedentes en la política exterior española.
El líder socialista justificó sus acciones apelando a la necesidad de “parar el genocidio” en Gaza, término que utilizó abiertamente para referirse a las operaciones del Gobierno israelí. Entre las decisiones más destacadas están:
- Embargo inmediato de armas a Israel, tanto en exportación como en importación.
- Bloqueo de puertos españoles a barcos que transporten combustibles hacia Israel.
- Prohibición de entrada a España de “todas aquellas personas que colaboren directamente con el genocidio”.
Millones para Gaza… ¿y para Hamás?
Sánchez también anunció un aumento drástico en el apoyo económico a Gaza, elevando la ayuda humanitaria a 150 millones de euros anuales, y destinando 10 millones adicionales a la UNRWA, agencia de la ONU acusada en varias ocasiones de estar infiltrada por militantes de Hamás.
Aunque el Ejecutivo habla de “colaboración con las autoridades palestinas”, la realidad geopolítica es clara: quien ejerce el control efectivo en la Franja de Gaza es Hamás, grupo terrorista designado así por la UE, EE.UU. e Israel.
Es decir, el Gobierno español inyecta dinero público a un territorio dominado por una organización yihadista armada, mientras sanciona al único Estado democrático de la región.
Presión de sus socios radicales
Estas medidas no son fruto de una política exterior consensuada, sino de la presión directa de sus socios de Gobierno, principalmente Podemos, quienes advirtieron que no apoyarían los Presupuestos Generales del Estado si no se decretaba el embargo.
Sánchez, rehén de su propia coalición, cede ante el chantaje de los sectores más radicales del Congreso. Esta decisión divide a la opinión pública, genera alarma en el ámbito diplomático internacional y rompe el tradicional equilibrio histórico de España en Oriente Medio.
Tabla resumen de las medidas
| Medida tomada | Descripción |
|---|---|
| Embargo de armas a Israel | Prohibición total de exportación e importación de material militar |
| Bloqueo naval a combustibles | Se veta la entrada de barcos con destino energético hacia Israel |
| Sanciones individuales | Prohibición de ingreso a España a colaboradores del «genocidio» |
| Ayuda a Gaza | 150 millones de euros al año en ayuda directa |
| Fondos a UNRWA | 10 millones de euros adicionales a la agencia de la ONU |
| Colaboración política con Palestina | Contacto formal con la Autoridad Palestina, obviando el rol de Hamás |
Un giro diplomático arriesgado
La decisión del Ejecutivo socialista deja a España alineada con los países más críticos de Israel, y la aleja de sus socios tradicionales en Europa y la OTAN. La medida ha sido aplaudida por las organizaciones pro-palestinas y por partidos de extrema izquierda, pero ha generado inquietud en el seno de la diplomacia occidental.
Pedro Sánchez ha roto el equilibrio histórico de España respecto al conflicto israelí-palestino, y lo ha hecho por presión ideológica interna, no por consenso nacional. Su embargo de armas a Israel, su bloqueo logístico y su millonario financiamiento a Gaza colocan al Gobierno del PSOE en una posición extremadamente delicada en la escena internacional.
¿Está España defendiendo la paz o financiando la radicalización en Gaza?



